Lo maravilloso del fútbol es que aunque, como decía Valdano, “es un estado de ánimo”, cualquier cosa puede pasar. En Orriols esa cosa puede ser Morales y un mal día en la oficina del Ingeniero. A priori duelo desigual donde se miden un equipo moribundo y otro más vivo que un adolescente en una discoteca. El fútbol que desplegan los verdiblancos, rápido, vistoso, afilado y contundente sí está en las antípodas del del equipo de Lisci, lento, pesado y sin ideas. A priori, sigue siendo un momento ideal para apostar por jugadores que estén en el once sevillano.